jueves, 7 de mayo de 2009

Maldita cordal

Miércoles. Me encontró antes de que empezara la clase, yo estaba sentada esperando a que abrieran el salón leyendo un libro que no suelto por estos días, nos saludamos, le dije que se sentara y corrí mis cosas, hablamos un rato y llegó la profesora con su caminado inconfundible y sus ganas de dar clase, entramos y escasamente cruzamos un par de palabras, salimos juntos del salón y nos fuimos caminando, me comentó que le iban a sacar una cordal ese mismo día y no pude evitar reírme y contarle que yo ya había pasado por esas hace mucho, habían sido ocho inyecciones, cuatro cordales, y todas el mismo día.

Empecé a temblar, tenía mucho frio, trataba de disimularlo pero fue imposible, lo siguiente fueron cambios de calle, esquivar gente y preguntas sobre la operación. No imaginé que detrás de lo que parecía ser una persona rejada se encontraba un niño pequeño que teme a los sonidos de cualquier consultorio odontológico - y yo mientras tanto seguía contándole cómo había sido todo lo de la operación sin ningún tipo de cuidado en las palabras que salían de mi boca, le describí cómo fué todo y él ponía cara de pánico, yo me reía y le decía al mismo tiempo que se calmara. Ya cuando nos dividimos le deseé suerte.

Llegué a mi casa y estuve entretenida un buen tiempo jugando en el computador, cuando lo vi conectarse le hablé de inmediato, dije: dolió? Él dijo que no, que no había sido capaz y que había dejado la cita para otro día, le pregunté asombrada por qué y si había tenido algo que ver lo que le había contado, agregué una risa para quitarle importancia a mi pregunta pero él solo dijo: mucho, enter, demasiado, enter.. Dijo que era el único en el consultorio y que le había sorprendido, le dije sin pensar que conciderara mi idea que lo escribiera en un diario “El consultorio estaba vacio..” que sonaba hasta bonito y reí, me dijo que lo hiciera por él, que me pusiera en los zapatos suyos, en la cordal suya y yo le dije que íbamos a ver, y aquí estoy contando todo esto, pero la historia no es la mía, es la suya y le corresponde a él escribirla.

"Maldita cordal" dijo.

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